En qué vuelta se recuesta el perro?

(texto publicado en la revista Arrecifes Sapiens de Julio 2011, en la sección “Lugares Comunes”)

Está comprobado que cada poblado del interior tiene su vuelta del perro. Y que los fines de semana, especialmente por la tardecita, son el momento ideal para salir a la calle a girar como todo el mundo. No hay resaca que la impida. No hay castigo más grande que el prohibirla.

Siempre atraviesa una o varias plazas principales, y suele correr más que nada por las calles y avenidas populosas. Si la vuelta incluye río, mejor; aunque sea invierno. Es el recorrido obligado si querés hacerte conocer en un pueblo. La vidriera de presentación para los forasteros, y el medidor de popularidad de los lugareños. Es la comprobación semanal de que estamos todos bien, y la presentación oficial en sociedad de los nuevos. Es el refresh de los comentarios acerca de Arastasidis o Wanchipersis.

En la vuelta del perro necesitás tener un vehículo, y alguien que te mire sentado en una vereda o caminando. Ambos actores son imprescindibles. También que se conozcan, o que alguno te conozca, o que el amigo del amigo del que te ve te conozca. En definitiva, es importante que alguno de los que te vean pueda hablar de vos. Es un escaparate ambulante, un gigantesco spiedo.

No concibo sábado o domingo sin vuelta del perro esperando a ser recorrida, al menos una vez. Qué haríamos un domingo sin vuelta del perro? Por más fútbol para todos que haya, no hay manera de romper con la tradición. Puede que exista el día de NO vuelta del perro, pero no faltará nunca el nostálgico que estará dando vueltas solo, en una Zanella, para ver qué (H)onda, si poray está ella, si él me mira, si sabrá quién soy…
Nadie puede negarse a la tentación de dar la vuelta a 10 kilómetros por hora. Por más que a muchos nos fastidie. Sabemos y reconocemos que en un momento nos sirvió y no podemos renegar de eso. Es como haberte levantado a una minita bailando cumbia y después hacerte el rockero anti tropical. No hay quien no tenga alguna anécdota dando la vuelta del perro. Es más nuestra que tu vieja.

Sin repetir y sin googlear, me pregunto: Le decimos vuelta del perro porque no se sabe cuándo será la última vuelta? O será porque el perro siempre da las vueltas sobre el mismo lugar? O tendrá que ver con alguna ruta común de paseo de los perros? Dudas que me aparecen como ronchas, mientras me rasco las pulgas.
Acá menciono, para cerrar, algunas cosas a tener en cuenta si sos porteño y de golpe te encontraste metido en una caravana de coches que dan vueltas como calesita y no van a ningún lado, sin apuro, sin lógica:

Formas de dar la vuelta del perro.

  • Básica: girando sobre vos mismo.
  • Básica doble: caminando sobre tus piernas alrededor de dos (2) cuadras como mínimo.
  • Canina Simple: Agarrar un perro y darlo vuelta patas para arriba.
  • Canina Doble: Si corrés riesgo de que el perro te muerda por darlo vueltas a lo Canina Simple, podés ponerle una correa y llevarlo de paseo por las veredas de la vuelta. Está comprobado que garpa muchísimo para llamar la atención de los demás, es como un bonus.
  • Rodante: en bici, patineta, monopatín, etc. Hay que ser osado y tenerla bastante clara para no hacer el ridículo. Suma puntos que hagas piruetas y boludeces como andar sin manos, saltar cordones, etc. Pero ojo!, hay que tener los huevos bien puestos por si sufrís un accidente bochornoso: serás el hazmerreír de muchos por muchos años. Eso sí, nadie se olvidará de vos, ni de la anécdota.
  • Motorizada Simple: En moto, ciclomotor, etc. Cuidate de evitar peinados con gel, por el viento. También hay que tener expreso conocimiento del horóscopo del tiempo para evitar el efecto adverso de piel-de-gallina por mostrar los musculitos.
  • Motorizada Doble: En auto, cuatriciclo, karting, etc. Lo más importante es bajar los vidrios si se tiene polarizado oscuro (importante tener el codo asomando); tocar bocina sin que te vean la cara le quita absoluto sentido a la vuelta. El polarizado suele ser popular entre los tímidos voyeurs que lo utilizan para resguardar su identidad y poder ver a quien les gusta. Si tenés un buen estéreo tenés que ir escuchando la radio de moda a todo volumen.

Detalles infalibles.

  • Cabecear siempre, como saludando a alguien, aunque no exista ese alguien. Hay un mito que dice que cuanto más cabeceás durante la vuelta del perro, más ascienden tus posibilidades de ser concejal, incluso hasta intendente.
  • Tener la sonrisa dibujada, como un campeón.
  • Las gafas son útiles pero no hay que abusar, cada tanto descubrir los ojos. Es cheto apoyártelas sobre el pelo, en la mollera.
  • Si no tenés nada que decir, cada tanto pegale un grito a algún amigo que sea hincha de otro equipo.

Advertencias.

  • Es importante llamar la atención siempre. Pero tiene que ser con mesura para no quedar como un pelotudo que quiere llamar la atención. Ahí está el truco, saber encontrar el equilibrio.
  • Si osás cambiar el trayecto de la vuelta del perro de tu ciudad, debes tener la suficiente popularidad como para salir airoso. De lo contrario corrés riesgo de ser devorado por las fauces del olvido.

En mi Arrecifes, como en todos lados, cambian las tendencias. Que llenamos una cuadra, que vamos a la plaza, a esta avenida o aquella calle. Sin embargo, la vuelta del perro sigue siendo la misma para cada generación. Si eventualmente cambió su trayecto, seguramente al menos en una de las vueltas iremos por esas cuadras que gastábamos de adolescentes. Porque la nostalgia te llama, es un deber sostener TU propia vuelta del perro, la de tus contemporáneos. Las demás eran o fueron luego, pero la propia ES.

ES como el kiosquito en el que parábamos y jugábamos pool. O como la heladería, o el banco de la plaza que nos pertenecía. La postura en que nos sentábamos. La moto que nos llevaba. Cada adolescente del interior lleva tatuada por el resto de su vida la vuelta del perro de su época, y no hay manera de renegar de ella, ni de arrancarla de la memoria. Porque cada esquina, cada baldosa de esa vuelta, tiene una historia, una foto, un grupito habitué, un amor. Porque al llegar, después de mucho tiempo a tu ciudad, amerita una vuelta del perro para el reencuentro. Porque es así: no sabemos cuándo volvemos, ni cuando paramos, así que demos vueltas mientras podamos.

Un comentario en “En qué vuelta se recuesta el perro?

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