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No, yo más


Me dijo un amigo, padre de un amigo, que yo no me iba a sentir padre hasta pasados unos meses de nacido mi hijo. Que al principio el chico es de su madre, se entiende con ella, y casi no interactúa con uno más que para solucionar cuestiones escatológicas o cóleras espontáneas por estar en un mundo que le habla en otro idioma y al que no puede comprender del todo. El pibe está como drogadísimo todo el tiempo, eso es así.

El hijo de ese padre amigo, también padre y amigo, me había dicho lo mismo; agregando que no me sintiera un hijo de puta por eso, que al final de cuentas el amor llega y esos primeros días se desvanecen en una anécdota para padres primerizos, con palmada incluida.

Pero hay más, se agrega la presión de saber que por el resto de nuestra vida vamos a tener que competir en una lucha desigual contra la madre, por demostrar nuestro amor. Porque uno tratará de mostrar afecto a su hijo y pretenderá que él lo entienda así, y bla bla bla, pero la madre intentará demostrar que ama más a tu hijo que vos mismo, porque ella lo parió, ella lo sufrió, ella es como la dueña indiscutida. Cada discusión tendrá la balanza a su favor por el hecho de cargarlo unos meses en la barriga (que no es poco, para nada), y después darle teta hasta el cansancio y la deshidratación.

En fin, con mi mujer se dio una charla, el primer sábado que dejamos a nuestro hijo con sus abuelos, para salir.

Ella: ayyy, no veía la hora de venir…

Yo: por? estabas aburrida?…

Ella: no, pero extrañaba mucho a Simón…

Yo: si lo dejamos unas horas, él iba a estar bien… (hecho fáctico, teniendo en cuenta que ya estábamos de vuelta y el niño dormía a nuestro lado)

Ella: si, pero lo extrañaba… vos no?

Y ahí aparece la distancia entre mi amor y el de ella. El vos no? que nos condena. Porqué habría de extrañarlo tanto? Tanto como ella? Cuánto es su tanto, y cuán menos es el mío?

Me la quedé mirando, tratando de encontrar palabras a esta cuestión que si la dejo crecer será un grillete de hierro de por vida y no una simple piedrita en mi zapato de los primeros días.

Lo medité en el instante, y la conclusión fue que la madre sí extraña más. Y es porque desde que nace el hijo se está despidiendo de él. O sea, desde la gesta, el chico está con ella, primero es ella y luego está dentro de ella por alrededor de 6 meses. Pero cuando nace, empieza la separación, cortan el cordón y él se va con una enfermera. Después vuelve para mostrarle a mamá que está todo bien, que estará con ella porque estuvo dentro de ella y es el único ser sobre la tierra al que él reconoce instintivamente y primitivamente; y porque necesita la teta. Pero llega la caca y esta vez lo limpia el padre. El chico empieza a interactuar con el mundo. Y eso, aunque sea el padre, lo separa de la madre. Y así progresivamente, el chico irá desprendiéndose, liberándose, emancipándose de su madre. Y la madre extrañándolo cada vez más, despidiéndose de él; sufriendo cada minuto que el chico está alejado, y trasladando ese sufrimiento al tamaño de su amor. Cómo poder compararse con ese tamaño?

En cambio el padre, apenas nace el chico lo agarra como agarrando cualquier criatura (salvo la tranquilidad de que si se rompe, es propio). Hay amor, claramente, no somos tan salvajes. Pero debemos reconocer que el chico en nuestros brazos ahora viene a poner distancia entre la madre y nosotros, coartando para empezar nuestro instinto de reproducción, que vendría a ser de nuestros motores el que más gasolina necesita para andar. Para nosotros el bebé es un ser extraño al que empezamos a convivir, más que nada, por una vaga idealización de un sentimiento que aún no maduró realmente dentro nuestro. Con el chico tenemos nada más algunas patadas o piñas panza de por medio. Y una guerra declarada por el tiempo de la madre.

Así que tenemos a nuestro enemigo íntimo en brazos y tenemos que limpiarlo, y mordernos los dientes hasta que duelan los oídos por no tirarlo contra una pared cuando llora. Porque no lo entendemos, no estamos preparados animalmente para este tipo de situaciones.

Pero como pasa siempre, por aguantarse mutuamente, las personas terminan pareciéndose y siendo amigas. Y ahí empezás a encontrarte con tu hijo, a darte cuenta que no era tan malo después de todo. Empieza a mostrarte que te reconoce y que su mundo empieza a ser algo más que la teta de su madre. Y es en ese momento, en que el padre canta sus primeras victorias por sobre la madre, cuando comienza a nacer el auténtico amor por el hijo, porque se vuelve cómplice del robo de amor a la madre, porque te muestra que él vino al mundo para hacer lo que se le cante, y a un padre le encanta que su hijo se rebele especialmente con la única mujer que a uno lo vuelve loco y lo trata de manejar todo el tiempo.

Por eso, nosotros lo padres, estamos a la inversa de las madres. Nosotros no extrañamos a nuestros hijos tanto como ellas, porque nosotros nos estamos conociendo recién ahora con el ellos. No nos estamos despidiendo cada día un poquito más, no nos estamos despegando. Nosotros nos estamos encontrando, pegando, jugando cada día un poquito más.

Y sí, extraño mucho a mi hijo. No tanto como lo extraña la madre. Nunca será tanto como la madre, porque nunca me voy a encontrar tanto con él como lo hizo con ella al principio.

Aunque la verdad, mejor, porque si no nos mataríamos a palos. No sé cómo hacen las madres que se dejan ganar la libertad a manos de chiquitos con días de vida, mientras que uno para tenerlas un poco a tiro, pasó las de Caín.

(dedicado a mi familia de tres amores)

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7 comentarios sobre “No, yo más

  1. ESTO E SLO MEJOR Q LEI EN MI VIDA HERMANO SIN DUDAS, DIOS BENDIGA TUS PALABRAS HERMANO Se QUE LO VIVI PERO NUNCA LO ENTENDI TAN CLARO!!!!!

    TE AMO HERMANO INFINITAMNETE
    GRACIAS!!!!!!!

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  2. QUITO ,,,,sos un genio,,,,,,me has hecho llorar,,porque me hiciste entender por que extrañamos mas a nuestros hijos ,lo otro,lo sabia………..pero tu descripcion de «el tema« es la mejr que lei en mivida,creo que devieras hacer algomas con esa sabiduria que tenes,,y no de libro,,,,,,,,,«
    «,sabiduria del ser maravilloso que resultaste ser`
    te quiero mucho ,
    PERO MUCHO,,,,,LAURA`

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  3. Quito hermoso esto que escribiste, aunque no tengo hijos, lo contas de una manera tan clara que pareciera tan cerca lo que describís, que el dia que tenga que vivir esto, me voy acordar de cada una de estas palabras.
    Siempre leo el blog, divino lo que haces!
    Saludos a la distancia!

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  4. Nada mas claro Quito..tan profundamente claro que deja en carne viva los sentimientos que tironeamos los padres, a veces.
    Celebro tu experiencia, tu modo de encontrar el equilibrio. Celebro que lo compartas.
    Un abrazo. Mariana

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  5. ESTEBAN… PARA MI SOS ESTEBAN… SOS UN GENIO… ASI DE CLARO… ESTA ESCRITO COMO TANTAS VECES LO HEMOS PENSADO TODOS Y NO SABEMOS COMO HACERLO. ESPERO QUE COMO DICE ALQUIEN DE ALLI ARRIBA QUE TRANSMITAS TODO ESTO , NO SE QUE ESCRIBAS UN LIBRO O VARIOS, PERO ESTOY IMPRESIONADA… MUY BUENO… TE QUIERO

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