La mina viene acercándose, me clava la mirada, ladea el cachete. Puedo ver de refilón el brillo cóncavo sobre la mejilla, un arco luminoso, un amanecer grasoso que viene a despertar mi letargo matinal. Sonríe dientes manchados de lápiz labial. Antes de escuchar el buen día, ya me pregunté mil veces porqué hay mujeres queSigue leyendo «hannibal lenter»